Su maldito reflejo se fue con la luz y ese cuarto ha quedado vacío otra vez, callado, esclavo de un capricho y los cantos de sus huesos que pugnaban por parirse ya no inspiraban el aire; Pero así y todo se sintió generosa, y nuevamente presta sus alas para el vuelo cómplice a cambio que se las devuelvan ensangrentadas.
¿Pues, que ya más puede ocurrir en una mente que se apaga?