En tus ojos de azucena dos lágrimas se cierran,
y ya, del fiero muchachito no queda nada;
Ahora te envuelven fragantes mundos
sin almas que conquistar,
porque en la quietud de tus rimas
sus luceros puros y azules te alejaron de la tuya.
2.
Un frescor de labios tibios y luz,
se han plasmado en el color de noches inconexas,
donde en una hora incierta,
una mano de hielo
acariciara aquel corazón,
que ahora,
arde en llamaradas de dolor;
Y al despertar, la voz de muselina
le preguntará:
"¿como ocurrio este misterio, querido mío?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario