La memoria grita un adiós, en mil pedazos y mil besos y en más de un suspiro,
la inocencia se irá para siempre, corriendo con la lluvia y las locuras de un sueño.
Tal era el sentimiento que soñaba con lunares.
Sólo las paredes de esta habitación conocían lo que escondía mi corazón a cada segundo.
A veces tengo más sueños que pestañas. y seguiré diciéndolo aunque lluevan cocodrilos.
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