martes, 28 de noviembre de 2017


Así es como apareció, muda y distante...La noche se venía calma y larga, con más inspiración que cansancio, con más ansias de acabar lo inconfesable. Su pluma tocaba abismos, indiferencias que se respiraban en las horrendas y malvadas criaturas que nadie quería conocer; Y en la soledad, su dulce amiga que enjugó muchas lágrimas de noches sin sombras y odio: La proclamó, pedazo a pedazo, surcada del desconsuelo y silencio; Con ojos que sangraban veneno, con labios vírgenes que eran el bosquejo de algo viviente, que a ratos deseaba fluir de esa vasta oscuridad. Y ahí, la dejó transitar bajo la inconcebible estrella, entre pausas y camino, donde constaban los mágicos registros de sueños danzando como inocencia en los cabellos; Agitaba sus manitas tratando de alcanzarlo, pero no le fue posible, miles de cadáveres la escoltaban hacia el sonido de su final.

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